Resumen:
El desarrollo social y emocional en la primera infancia se constituye en un tema relevante, ya que en los primeros años de vida de los niños y las niñas adquieren las bases que influyen en el desarrollo de las habilidades sociales y la regulación emocional, que les permite establecer relaciones sanas y duraderas con sus pares, manejar conflictos y responder a los desafíos de su diario vivir. En este sentido, el Método Montessori se centra en el desarrollo integral del niño y de la niña, porque reconoce la capacidad innata que tienen para aprender, además promueve la autonomía a través de los ambientes preparados donde el educador se desempeña como guía. De igual manera se potencia la libertad de los niños donde ejercen la toma de decisiones y hacen consciencia de sus emociones. Además, los educadores tienen la responsabilidad de fomentar el desarrollo integral de los niños y las niñas ya que es considerado un derecho que garantiza que tengan un crecimiento sano y equilibrado, por ende, es importante indagar sobre la incidencia del Método Montessori para garantizar el desarrollo social a través de la interacción entre pares, la resolución de conflictos; y el desarrollo emocional de los niños desde la autonomía, autoestima y confianza ya que fortalece la interacción social y el autocontrol del niño.