Resumen:
Ortega (2016) propone que las habilidades blandas, también conocidas como no cognitivas, engloban las prácticas, actitudes y capacidades que facilitan la interacción y relación de una persona con su entorno. Dentro de las categorías de las habilidades blandas según Lozano et al. (2022) destacan, las habilidades interpersonales, habilidades de decisión y pensamiento crítico, además de las habilidades de autocontrol y afrontamiento, y habilidades comunicativas. Romero et al. (2021) señalan que no hay instrumentos confiables para medir estas habilidades, aunque mencionan intentos basados en actividades colaborativas, observaciones y solución de casos hipotéticos, en un mundo en constante cambio, teniendo en cuenta a Chaca y Contreras (2022) la medición de habilidades blandas en estudiantes universitarios es esencial, complementando competencias técnicas y cognitivas para el éxito profesional y personal. Estas habilidades son altamente valoradas por empleadores, pues, promueven la innovación y el éxito organizacional a largo plazo, la importancia radica no solo en facilitar la evaluación, sino también en permitir, a partir de sus resultados, que las personas interesadas establezcan estrategias para el desarrollo y mejora de estas habilidades, contribuyendo así a una mejor calidad de vida laboral y social.