Resumen:
La psicología contemporánea dio un paso decisivo hacia perspectivas humanistas que situaron a la persona en el centro de la teoría y de la práctica profesional. Este giro no se limitó a describir la experiencia subjetiva, sino que buscó promover el bienestar integral y el desarrollo pleno de cada ser humano. En este contexto, el Enfoque Centrado en la Persona (ECP), desarrollado por Carl Rogers, se consolidó como un referente fundamental. Basado en tres actitudes esenciales congruencia, aceptación positiva incondicional y empatía, este enfoque demostró que las relaciones auténticas y comprensivas constituyen condiciones necesarias para el cambio y el crecimiento personal.Aunque sus orígenes se ubicaron en la psicoterapia, el ECP trascendió las fronteras clínicas y se aplicó con éxito en diversos campos. En el ámbito clínico, fortaleció la alianza terapéutica, favoreció la adherencia a los tratamientos y contribuyó al afrontamiento de síntomas emocionales complejos. En el campo comunitario, impulsó la cohesión social, la resiliencia y el empoderamiento colectivo, ofreciendo respuestas significativas frente a la desigualdad y la vulnerabilidad