Resumen:
En los tiempos actuales, las instituciones educativas a nivel global se han enfrentado a problemáticas que han aquejado a los procesos de enseñanza y aprendizaje de sus estudiantes, afectados por modelos tradicionales de enseñanza, particularmente en asignaturas como la química, los cuales se han caracterizado por ser memorísticos y rutinarios, pues no se han llevado a cabo mediante un aprendizaje autónomo, activo y participativo. De allí que autores a nivel de Latinoamérica mencionen que los estudiantes no logran un aprendizaje ejemplar de las ciencias naturales, debido a que, en las aulas, los maestros no desarrollan métodos y estrategias de aprendizaje que les permitan a los alumnos una búsqueda del conocimiento a partir de situaciones problemáticas tomadas del entorno, donde puedan apreciar las amplias posibilidades de aplicación de la ciencia en la vida (Arteaga, et al. 2017). Otra de las dificultades, que aporta a que se den estos resultados en las ciencias naturales, es el desinterés de algunos estudiantes por esta área, pues para Rayo (2017), “la apatía a las ciencias, se debe a varios factores, tales como el no tener un buen manejo del contenido, al igual que no poder seguir el ritmo del docente en la enseñanza” (p. 941), lo que en pocas palabras, conlleva a altos niveles de frustración, ansiedad, incompetencia y desesperación en los alumnos, quienes interfieren en su proceso de aprendizaje. Lo anterior, se hace evidente en los resultados poco favorables que tiene Colombia en pruebas internacionales como las desarrolladas por el Programa Internacional de Evaluación a Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), perteneciente a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que para el año 2018 evaluó aproximadamente 540 mil estudiantes, centrando el estudio en las ciencias y dejando la lectura, las matemáticas y la resolución colaborativa de problemas como áreas secundarias en el estudio. En el informe de dicha evaluación se encontró que el país obtuvo una calificación de 413 en ciencias, un promedio por debajo de la OCDE que se establece en 489 puntos en ciencias, y muy alejado de países a nivel global como China que encabeza esta lista con resultados de 590 (Pisa, 2018).